domingo, 9 de mayo de 2010

The descent (2005)


Género: Sustos
Valoración: Malilla
Bueno, pues una vez más me toca a mí ser quien ponga a parir una película de la que todos cantan aleluyas. Y una vez más voy a huir de fusilar con datos de referencias y procedencias varias, para centrarme, meramente, en qué es lo que veo mal y lo que veo bien de este producto.

Lo que veo bien es el inicio, la sección del accidente de tráfico y todo lo que la envuelve. También veo un buen pulso narrativo en todo lo que concierne a ese espíritu aventurero del grupo de féminas. El encuentro en esa especie de cabaña del tío Tom, donde cada una de las mujeres suelta sus perlas por la boca, bromitas, ordinarieces y toda clase de joyitas para que quede claro que ninguna quiere parecer en absoluto una doncella delicada.

Se mantiene la coherencia y el ritmo durante la incursión en la cueva e incluso se alcanza, en mi opinión, lo que es el clímax de la cinta: esos atascos angustiosos en pleno túnel que nos hacen sentir una horrible claustrofobia. Sin embargo, a partir de aquí se va todo al garete. Hubiera sido una excelente película de suspense o aventuras si la mente del director no hubiera querido hacer su particular plagio de Alien , el octavo pasajero pero a lo chabacano. O bien si hubiera tenido el pulso necesario para sostener lo que era hasta el momento una asfixiante tensión. Pero, ¡ay!, aparece el monstruito encorvado babeando gelatina (¡toma Alien!). Y lo que es peor, irrumpen de pronto decenas de monstruos que caminan por el techo y las paredes.

Pero no pasa nada, si bien las féminas empiezan amedrentadas pronto se convierten en mataharis de pelo en pecho. ¡Toma ya! ¡Toma sablazo! ¡Toma patada de full contact! ¡Toma mirada asesina de la morenaza! Y sin comerlo ni beberlo, como ya es habitual en este cine tan y tan creíble, las señoritas se han convertido en las hermanas gemelas de Tomb Raider. ¿Que no tienen ni un musculito en sus modelados cuerpos? ¡Ey, que no pasa nada! Aquí estas tías pegan unos mamporrazos de la ostia que tumban a los musculados humanoides como si fueran de cartón. ¡Y encima ganando en el terreno de ellos! Y es que después de evolucionar durante milenios en sus cuevas (su casa), adaptando sus sentidos a este hábitat agreste, llegan las tías y se los zampan vivos. Totalmente verosímil. ¿Cómo no va a ser creíble? ¿Acaso no somos la súper raza, la especie animal más fuerte, la más dotada físicamente? Pues claro que sí, trágate el hot dog con patatas de una sola estacada, chaval.

A partir de aquí el filme es un caos de ataques, carreritas, escondrijos y planos copiados de la susodicha obra de Ridley Scott. Por lo demás, atreverse a asegurar de esta película que es de terror es ser muy benevolente. Dejémoslo en que es de sustos, pero eso ya no sorprende pues desde el inicio se nos deja claro que lo que vamos a tener es susto a golpe de flash de imagen y subida de la música. De un verdadero clima de terror, Nanai de la China.

Y bueno, hay una escena en que, por error, una de las señoras (Juno) mata a otra. Repito: por error de la señorita, no vayamos a mortificarla. Hacia el final ésta recibe su merecido, pues otra de las chicas supervivientes le clava un piolet en la rodilla. ¡Qué simpática! Acto seguido, con mirada de Kill Bill (Oh, qué dura), la abandona malherida entre los humanoides, que no dudan en comérsela. Por supuesto el director, habiendo perdido ya todos los papeles, busca nuestra aprobación. A estas alturas yo ya me estaba riendo a carcajada limpia. Cuando la lógica de un filme se ha perdido, todo parece la fantasía brotada de la mente de un niño que se ha puesto a garabatear en una libreta.

Todas estas batallitas con los monstruos (con la cámara moviéndose entre puñetazos dignos de Mike Tyson) y todos los piques entre las señoras, están aderezadas con el vocabulario soez de las mismas. Así por ejemplo, cuando una se cae rompiéndose el hueso de la pierna, que se le hace añicos rasgándole la piel, dice fríamente: Más os vale bajar a buscarme (yo ya esperaba que sacara la pólvora y se autocurara, a lo Jhon Rambo). El caso es que sus compañeras tienen que levantarla del suelo y ella gime Arhj, cabronas. En fin, frases desubicadas que casan con la tónica general de los diálogos brotados de estas barbies pero con espíritu de presidiarias y habilidades de Dolph Lundgren (el rubio de Rocky IV, para entendernos). Insisto: cómete tú el fish and chips de un solo trancazo, que yo no puedo tragármelo...

Si algunos dicen, como he leído, que es Miedo en estado puro... Te hará temblar... De las más terroríficas de todos los tiempos... Yo me pregunto qué películas de miedo han visto. Pobre William Friedkin, ¿qué debe pensar al ver esta clase de películas?

Recomendada a: Amantes de las Spice Girls que no asumieron la separación del grupo.

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